June 11, 2006

understanding TJ

Acerca de las manifestaciones del 1 de mayo del 2006 en Tijuana.
por Jesús Aguilar Nery


Las manifestaciones de apoyo para exigir políticas más inclusivas y justas en favor de los derechos humanos de los migrantes en EU no se hicieron esperar en varios puntos de Baja California, al unísono de lo que se esperaba allende el Río Bravo para el 1 de mayo del 2006.
Tal parece que estamos siendo testigos de un reencantamiento de lo que los politólogos llaman la esfera pública, pues ciertamente había estado un poco acallada, sesgada, opacada y ocupada casi exclusivamente por ciertas voces poderosas económica y políticamente, anglosajonas en su mayoría. Dicha esfera pública, espacio por definición de todos, ha sido utilizada ocasionalmente de manera masiva por los hispanoparlantes afincados en EU, destacada sólo en sus manifestaciones festivas; a menudo ha sido una mayoría minimizada, pero no ahora; esta vez junto con otros grupos de inmigrantes están tomando las calles para hacer patente su presencia política y social, su relevancia económica, no sólo su dimensión numérica.
Además de esta presencia en el espacio público de quienes de algún modo se identifican con los inmigrantes o de hecho lo son, lo interesante es el eco que encontraron de este lado de la frontera, por lo que también se vieron y se oyeron las voces migrantes en el espacio público de las ciudades fronterizas. En Tijuana tales manifestaciones abarcaron una serie interesante y heterogénea: desde quienes se apostaron en las garitas bloqueando y gritando consignas, hasta quienes evitaron comprar productos norteamericanos, cosa tal vez más difícil en esta frontera, pues hay un margen muy pequeño para que esto no suceda, pero la intención también cuenta, pues la idea fue no comprar... sino hasta el día siguiente, cuando tendremos que hacerlo, pero hay que hacerlo de modo más diferenciado e inteligente. El poder del consumo necesitamos capitalizarlo estratégicamente, por ejemplo, a favor de quienes financian las políticas inmigrantes justas.
Un caso peculiar en torno al tipo de apoyo que recibieron las manifestaciones en la calle en torno al boicot de los consumidores o al paro de labores, fue el papel que jugaron los medios de comunicación masiva, especialmente los de habla castellana. La mayoría de estaciones de radio y televisión hicieron una cobertura especial, pero antes estuvieron promoviendo acciones de diverso tipo, todos a favor de “un día sin inmigrantes”. Algunas de estas manifestaciones valen la pena anotar. Una estación de radio pública decidió no programar música en inglés y sólo hacerlo de música latinoamericana; otras estaciones de capital privado estuvieron promoviendo no cruzar la frontera, así como algunos locutores estuvieron “ausentes de la cabina y presentes en la comunidad”, aunque no por ello estas estaciones dejaban de cumplir con sus patrocinadores (Sears, Carl’s Jr., McDonalds, etc.).
Si bien estoy de acuerdo con las muestras de solidaridad, las cuales dan sentido de pertenencia y dan profundidad sobre el significado de la presencia de los inmigrantes en EU, especialmente de los latinoamericanos, llaman la atención varias situaciones relacionadas con lo que pasa de este lado de la frontera, y con ello, varias cuestiones al respecto.
Baste ahora recordar que en Tijuana, por ejemplo, más del 50% de su población ha nacido fuera de Baja California. ¿Qué hay de esos migrantes, cuántos pasan por relaciones discriminatorias y tratos como si de ciudadanos de segunda se tratara? ¿No debería haber también muestras de solidaridad para ellos? ¿Qué pasa con los migrantes (connacionales o centroamericanos o de otros países) que llegan a las ciudades fronterizas en sus relaciones cotidianas con los nativos, no necesariamente para cruzar a EU, aunque la mayoría tal vez lo ha intentado o pensado sin tener los papeles correspondientes? Hablo especialmente de los indígenas, de los obreros y campesinos u otras personas que llegan atraídas por parientes o paisanos a trabajar en las maquiladoras o los servicios; de los niñ@ y jóvenes que están en las escuelas y sólo por el hecho de ser pobres hay expectativas bajas sobre ellos, peor aún, son sujetos de abierto racismo al sutilmente catalogarlos (explicita o implícitamente) como “pobres del sur”; hablo de quienes son rechazados de ciertos establecimientos donde se “reservan el derecho de admisión”, de los excluidos en nombre del miedo y las políticas homofóbicas (sean mujeres o homosexuales u otros grupos minoritarios) del trabajo, de la atención médica o de otros servicios o bienes.
Pienso en la configuración de la ciudad, más allá de las redes de solidaridad entre migrantes, las cuales determinan en gran medida su asentamiento, ¿no estaremos reproduciendo, tal vez con una menor intensidad, los procesos de exclusión y guetización urbana que criticamos allende la frontera, envueltos en una estructura socioespacial y económica cada vez más desigual? ¿Somos consientes del trato con otras personas por saber que no son nativos y qué relaciones estamos dispuestos a tener entre avecindados, con los recién llegados: de apertura, diálogo, respeto y solidaridad?
¿Será que al ser parte de ciertas mayorías con algún tipo de confort no vemos a los inmigrantes, a los grupos minorizados? ¿A quién vamos a boicotear por esto? ¿Necesitamos experimentar lo que significa sentirse y ser tratado como minoría o como inmigrante para reconocerlos y respetarlos o apoyarlos? Me temo que el miedo, los prejuicios y la discriminación por motivos de pobreza, grupo étnico o condición social subyacen a muchas relaciones sociales con los inmigrantes.
¿En las ciudades fronterizas en general, y en Tijuana en particular, o en otras ciudades mexicanas, realizaremos próximos eventos de “un día sin inmigrantes”? Si eso fuera suficiente, pero sé que no lo es, estoy a favor de realizar algunas más, pero cuándo enfrentaremos los procesos de desigualdad y discriminación que están detrás de muchas de nuestras prácticas sociales? Lo primero sería reconocerlas en nosotros mismos.

Jesús Aguilar Nery. Es antropólogo residente en Tijuana, B..C.
CE: noell@starmedia.com

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